Hoy que me acorde de ti
Larissa Bhöñam Polletté
¿Y qué demonios hago yo aquí?, esperando por ti.
Al cabo de unos días, de unos meses, de unos años, sigo estando aquí…
De pronto veo que el agua corre, que la lluvia cae, que el suelo nunca deja de estar allí y me pregunto, ¿Cuál es mi andar de la vida?, ¿Mi oficio y mi destino?, ¿Cuales es mi correr del agua?, ¿Cómo llegaré a sanar mi alma?…
Y rueda, rueda camino rueda, gira, gira vida gira, voy dando vueltas en búsqueda de…
¡Adrenalina!
Majestuosa sensación de delicia, anhelada pasión por la dicha, fundida caricia de sonrisas.
Añejos son tus ojos que me miran con asfixia, entrecortada mi voz por sensaciones que aniquilan, moribunda situación la redundante manera de querer sentirte en el clima. Menuda sensatez la de tus caricias.
Arriba en la cima y con este clima que me enfría, sueño desnuda, sueño cosas precisas, cosas aburridas; que si veo tu sonrisa, que si te tengo encima, que si siento como me besas tan de prisa; me aburre verte, me aburre pensarte, me aburre tocarte y más en sueños vagabundos de atares y estallares, de besos y de procesos. De espejos que gritan que me dejo.
Cambia muro, estalla…
Impertinente, llegaste como el aire, entraste por la ventana creciste tus alas, conociste mi casa, mi alma, conociste un lugar llamado “atrapada”.
Vuela pajarillo, vuela...
Suelta el aire, respira y contempla, eres libre muchacho eres libre, por fin podrás levantar tu cabeza.
Emprende tu vida con una rutina poco aburrida. Alejad de mí a los osos…
A tus ojos hoy me fui, a tu voz hoy corrí, a tus pies jamás volveré….
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